La textura en la arquitectura se puede entender como la piel del elemento, las texturas son las cualidades superficiales de los materiales que componen a los objetos.
La textura puede ser reconocida desde sus dos formas: la visual y la táctil, siendo posible que una textura solo pueda ser apreciada desde una de ellas o desde ambas.
Centrándonos en la cualidad táctil (tridimensional), ésta depende de la terminación del material empleado. A través del tacto podemos saber si una superficie es rugosa o suave, pero también si es fría o cálida.
Es más engañosa la cualidad visual, ya que puede transformarse en base al color y a la luz que actúen sobre ella. La influencia de la luz sobre las texturas dependen del material del que están formadas, así como de su grado de opacidad/reflexión y, forma del elemento en el que aparecen.
Además, cabe distinguir la textura en base a su origen: natural o artificial. A su vez, ésta puede clasificarse según su uniformidad: orgánica o geométrica.
Las texturas, son junto con el color y la forma uno de los elementos de la composición plástica de la arquitectura y de la pintura. Sin embargo, se muestran de manera distinta en cada una de estas disciplinas; en la arquitectura se trabaja con materiales reales mientras que en la pintura estos materiales se simulan y se representan.
En este blog, nos proponemos analizar las distintas texturas que aparecen en los diferentes elementos de la arquitectura, así como los elementos que influyen en el aspecto de éstas.
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