Según la RAE, textura es la sensación que produce al tacto
una determinada materia, sustancia, según estén dispuestos o combinados los
elementos que la forman.
Podemos observar como en esta definición se mencionan las
sensaciones, ese efecto que produce algo en nosotros. En la arquitectura contemporánea es habitual
la búsqueda de texturas novedosas, pero desde mi punto de vista, lo que realmente
hace que esa textura cree un sentimiento es la luz. A simple vista, un elemento
se distingue por tres factores: forma, color y textura, algo rugoso, algo áspero,
algo suave, algo agradable o algo molesto. La arquitectura tiene la capacidad
de transmitir estas reacciones simplemente por el hecho del material empleado,
no es lo mismo un mármol liso, pulido y agradable que una baldosa de piedra
joven , áspera y tosca, pero podemos llegar a modificar el aspecto de ese objeto con tan sólo ir jugando con la luz que
lo ilumina.
Cada edificio esconde una historia detrás, y sobre todo
esconde la sensación que ese espacio puede producir en nosotros en el momento
que entramos por la puerta y nos dejamos llevar. Esa sensación siempre es un
impacto personal, algo que siempre será nuestro e influirá en las posibles
sensaciones que percibiremos posteriormente.
La vista nos permite grabar imágenes inolvidables en la mente.
A través de la vista se percibe la luz y la oscuridad, y ¿Qué es si no la
arquitectura? Un conjunto de luces y sombras y sus transiciones que dibujan el
espacio.
Comentario: María Márquez Nogueras
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