El color sirve para hacer una textura
distinta del acabado de la arquitectura. Se trata de un recurso empleado en la historia de la
arquitectura para imitar materiales nobles o de gran valor, mediante el empleo
de la pintura. Cuando el pintor tiene experiencia suficiente y posee fácilmente
una imagen final de lo que piensa pintar, pueden conseguirse efectos muy
llamativos.
En la arquitectura actual se busca texturas novedosas,
y esto lo consiguen gracias a la incorporación de nuevos materiales, no mediante
la incorporación de colores que sugieran texturas. Además, se suelen buscar
coloraciones que queden incorporadas a la masa del material a modo de tintes y
que no oculten o transformen su propia textura.
Existe algún ejemplo de empleo del color para sugerir
una materialidad nueva en edificios contemporáneos. Es el caso
del Edificio Totovola-IADE del arquitecto portugués Tomás Taveira, en el
que el hormigón se pinta con un color metalizado para imitar al acero.
Esto no quiere decir, desde luego, que la textura no
sea una preocupación importante en la arquitectura contemporánea, más bien al
contrario, es habitual la búsqueda de colores que incorporen nuevas texturas y
se distancie de los tradicionales “colores lisos”. La arquitectura suiza
es bastante paradigmática en la experimentación con colores y texturas de
materiales novedosos. Por ejemplo, se observa que en el Edificio Caixa-Forum,
los arquitectos suizos Herzog
& de Meuron investigan con una chapa taladrada de acero para
conformar texturas sugerentes en la superficie de los muros interiores, pero el
color no participa en esta textura en modo alguno.
Alain Bony intenta trasladar determinados recursos de la “tradición” vanguardista de un medio plástico a otro. En el pabellón deportivo para el Lycée Duhoda, en Nimes (Francia), dispone una composición de pinturas acrílicas diluidas que recuerdan al Tachismo, y que transforman la lisura de un muro enlucido convencional en un sugerente juego de texturas y matices. En los espacios interiores del mismo proyecto, Alain Bony consigue alterar la textura de los muros de mampostería mediante técnicas de quemado de su superficie.
Existen ejemplos contemporáneos de arquitecturas que
se revisten con una textura de acabado que no es la propia de su material de
construcción. Habitualmente son “estampados” figurativos o formas geométricas
abstractas que sugieren texturas nuevas, pero que no suelen ser miméticas
respecto a otros materiales de construcción.
Los colores planos, sin dibujo alguno, pueden sugerir
por sí mismos cierto efecto de textura, dependiendo de la técnica de coloración
empleada. Es el caso de determinados estucos, que pueden expresan un acabado
similar al terciopelo, o determinadas lacas coloreadas, con aspecto metalizado,
ó de una gran lisura, etc.
Una reflexión tan sutil respecto a las cualidades
táctiles de los distintos tonos como la que desarrolla Kandinsky sólo puede ser
el resultado de una amplia trayectoria de experimentación con el color en su
pintura. No se ha encontrado, durante el desarrollo de la presente
investigación, a ningún arquitecto contemporáneo que se cuestione de forma
consciente la vinculación que el empleo de un determinado color continuo vaya a
tener respecto de su textura intrínseca. Es decir, la textura inherente a cada
color per se.
Esto no quiere decir, desde luego, que la textura no
sea una preocupación importante en la arquitectura contemporánea, más bien al
contrario, existe una preocupación por alcanzar un colorido que incorpore
nuevas texturas y se distancie de los tradicionales “colores lisos”.
Se puede concluir que, si bien la capacidad del color
para interferir en la textura del objeto arquitectónico tuvo mucha relevancia
en la arquitectura histórica como recurso para imitar materiales nobles, este
uso desaparece casi por completo en la arquitectura contemporánea a partir de
los escritos de A. Loos de principios del s. XX. La textura de los materiales
es un fértil campo de investigación en la arquitectura actual y habitualmente
se evita que la coloración interfiera en dicha textura. En otras ocasiones se
disponen estampados o texturas que no suelen responder a una imitación
naturalista de otros materiales, sino que más bien responde a una textura
abstracta nueva, basada en algún patrón geométrico. A pesar de que V. Kandinsky
señalaba las cualidades táctiles de los colores continuos, parece que la
arquitectura contemporánea no los dispone con tal intención de forma
consciente, y las texturas se alcanzan alterando físicamente la superficie de
acabado o mediante alguna técnica de coloración novedosa.
Los colores en las texturas suelen ser de gran importancia para crear una imagen de profundidad, espacio u otras características importantes para aquellas personas que observan esos elementos que les impresionan. Por ello, los arquitectos evitan la simplicidad del espacio de uso y dan un paso más allá provocando una experiencia sensitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario